Sam Bankman-Fried es un genio fascinante e incomprendido. Con esa pinta de bohemio, siempre desaliñado, despeinado y desgarbado, nadie hubiera imaginado que se convertiría en el multimillonario más joven del mundo. De igual manera, nadie hubiera sospechado que, más tarde, lo enjuiciarían y tratarían como un "supervillano depravado" con "motivaciones oscuras y megalómanas".