Unos textos que ofrecen una deriva lúcida e irónica por el presente, en un ejercicio vivo del pensamiento que invita precisamente a eso: a pensar, con gusto, porque como el mismo autor acostumbra a decir: “Piense usted. Como quiera y pueda pero piense. Luego razone su pensamiento con los demás para pensar.” Sin rehuir la polémica ni el debate más comprometedores e inmediatos, Fernando Savater ha ejercido de desapacible incordio...