Desde el amanecer de los tiempos, desde Adán y Eva, todos los artistas de cualquier época —fueran egipcios, griegos y romanos de la Antigüedad o nombres famosos más recientes como Rembrandt, Courbet, Degas o Picasso—, han sucumbido a sus fantasías, obsesiones y libido, y han producido obras eróticas que los censores decidieron mantener apartadas del público