Arquitectura, poesía y fotografía se conjugan en esta obra, a través del diálogo que su autor sostiene con el espacio habitable, alegoría de la mujer amada.
Un fino erotismo es el hilo que enlaza a los ingredientes mencionados, para provocar esas invocaciones y evocaciones que a todos nos asaltan, cuando deambulamos por los pasillos de la intimidad.