A mediados del siglo XVII, Descartes instauró la separación abismal entre el cuerpo y la mente.
En la misma época, Spinoza supo ver el error que cometía el filósofo francés y abolió dicha división, consciente de que en las emociones se encontraba el fundamento de la supervivencia y la cultura. Spinoza abría así el camino a la moderna neurofisiología.