A lo largo de la vida, las emociones juegan un papel fundamental en nuestro equilibrio personal y en la regulación del comportamiento.
Nos informan sobre nuestro estado y sobre lo que necesitamos para estar bien. Condicionan nuestras relaciones con los demás. Las emociones nos exponen a todos a una experiencia compleja e invasiva, a menudo difícil de aprehender, incluso siendo ya adultos.