AQUILES es consciente de que en Olimpo o tienes el poder de gobernar o la obligación de obedecer. Él, que ha nacido sin nada, lo sabe bien, y por eso cuando era niño juró que se abriría camino hasta el círculo íntimo de este nido de víboras llamado Olimpo.
HELENA tiene una única opción para no ser un simple premio: entrar en el torneo e intentar ganar su propia mano en matrimonio. Por desgracia, hay quienes prefieren verla muerta antes que gobernando la ciudad.