Los {Diarios} de Tolstói se leen casi como si fueran una novela. Son la historia de un ser humano frente a sí mismo y a los otros, frente a ese Dios que invoca continuamente y a una Iglesia que lo excomulga. Tolstói dijo de ellos: “No sé si estos diarios le serán necesarios a los otros, pero para mí sí son necesarios, ellos son – yo mismo”.