Mientras el Erlking pretende capturar a uno de los siete dioses y pedir el deseo de recuperar a su temible amante del inframundo, Serilda y Gild intentan romper las maldiciones que atan sus espíritus al castillo encantado de Adaheid.
Pero pronto quedan claras las verdaderas intenciones del Erlking y su venganza tiene el poder de alterar el reino de los mortales para siempre.