Si Francisco Tario no hubiera nacido en México hoy lo veríamos incluido en el canon de la literatura hispanoamericana. Aunque en su momento a sus obras no le faltaron los comentarios de lectores inteligentes -entre ellos Octavio Paz, Celestino Gorostiza y José Luis Martínez-, una inercia muy poderosa se ha opuesto a la consagración de Tario como un autor nacional, condición sine que non para la promoción en el extranjero.