Alguna vez se ha dicho que si cuando pensamos nos limitásemos a pensar todos estaríamos de acuerdo. Se ha dicho, también, que el pensamiento puro, el que es sólo pensamiento, sin contaminaciones sentimentales ni de ninguna otra clase, es siempre infalible y convencería aún al más escéptico. Si nos equivocamos, si discrepamos, si dudamos es porque agregamos a la pura luz del pensamiento nuestras pasiones, nuestros intereses, nuestros deseos y enturbiamos esa luz.