Trabajo, trabajo y más trabajo. Linus Baker podría ser una persona cualquiera, en un lugar cualquiera, viviendo una vida cualquiera. Él estaba convencido de esto y, si tú lo hubieras conocido, tampoco habrías dudado en asegurar que pertenecía al montón, ni más, ni menos. Y así era, hasta el día en que la Altísima Dirección llama a este funcionario del Departamento Encargado de los Jóvenes Mágicos para supervisar un orfanato del que apenas hay registros.