En mayo de 1941, tras la invasión de Grecia y Yugoslavia, Hitler ordenó la ocupación de Creta, la isla más meridional del Egeo, para culminar la campaña del Mediterráneo oriental y proteger los yacimientos de petróleo rumanos de la amenaza de los bombardeos aliados. Los nazis lanzaron un espectacular despliegue aerotransportado sobre Creta en el que intervinieron 500 aviones de transporte y, por lo menos, otros tantos entre bombarderos y cazas.