"Ella es sólo una niña caprichosa que quiere estar enferma para retener a mi mamá siempre a su lado", pensaba Adelita con rabia de su hermana menor,
Lucero, durante la época en que los celos la tenían atrapada y no le permitían abrir los ojos para descubrir al ser maravilloso que vivía dentro de aquel débil cuerpecito.