Uno a veces se pregunta por qué hace las cosas. Algunas veces encuentro la respuesta a esta pregunta en el simple hecho de que el ser humano tiene una tendencia abrumadora e incontrolable para complicarse la vida y tiende a una autodestrucción que deviene de su necesidad de desarrollarse. Esa inquietud por el sentir, por el hacer y por el pensar de su vida lleva al cambio de manera incansable.