Don Antonio de Horcasitas, noble español de moral dudosa, muere envenenado en el palacio de los virreyes, tras comprar medicinas preparadas en el Convento de San Jerónimo.
Alina, joven protegida de sor Juana Inés de la Cruz y ávida científica, fue quien destiló esos remedios, y de inmediato recaen sobre ella las sospechas de asesinato y brujería.