Muchos expertos argumentan que cualquier persona que quiera desarrollar una habilidad, tocar un instrumento o dirigir su campo debe comenzar temprano, concentrarse intensamente y acumular tantas horas de práctica como sea posible. Si incursiona tarde o se retrasa, nunca alcanzará a las personas que tienen ventaja. Pero una mirada mas cercana a la investigación sobre los mejores jugadores del mundo, desde atletas profesionales hasta premios Nobel, muestra que la especialización temprana es la excepción, no la regla. David Epstein descubrió que en la mayoría de los campos, especialmente aquellos que son complejos e impredecibles, los generalistas, no los especialistas, están preparados para sobresalir. Los generalistas a menudo encuentran su camino tarde, y combinan muchos intereses en lugar de centrarse en uno. También son más creativos, mas ágiles y capaces de hacer conexiones que sus compañeros más especializados no pueden ver. Fallar en una prueba es la mejor manera de aprender. Los desertores frecuentes terminan con las carreras más satisfactorias. Los inventores mas impactantes cruzan dominios en lugar de profundizar sus conocimientos en una sola área.