Schopenhauer, como filósofo, es una personalidad vigorosísima, y a través de su llaneza y sencillez se descubre un orgullo aristocrático. Por las circunstancias especiales de su vida, estableció desde el principio una comunicación directa con el público y escribió, no para certámenes, ni para centros oficiales, ni siquiera para estudiantes, sino más bien para la posteridad.