¿Por qué algunas personas pueden comer tanto como se les antoje sin engordar y otras, en cambio, basta con que miren un trozo de chocolate para que este termine en sus caderas? Lo que determina si nos mantenemos delgados sin esfuerzo o tenemos que luchar constantemente para perder esos kilos de más está en nuestro intestino. En él residen innumerables bacterias que son responsables de lo bien o mal que aprovechamos lo que comemos.