Una familia lejana apuesta su árbol filial a la ruleta de los nombres hasta fundir azar y necesidad en el despliegue de sueños, historias y recuerdos. En el vaivén de la herencia y el destino, una familia lejana se propaga: es la avidez colorante del deseo, son los vástagos confusos de muchos lugares empeñados y en dar cuerpo a los muertos que la sobrevivan.