La policía encuentra a Romy al costado de una carretera. Herida. Con la ropa revuelta. Algo atroz escrito con lápiz de labios en su estómago. Y sin poder recordar nada. No fue la única chica desaparecida esa noche, aunque si la única en regresar a casa.
¿Por qué ella sí y la otra chica no? Al estrés postraumático, a la desesperación por recordar y la necesidad por descubrir al culpable, se le sumara al rechazo de todo el mundo.