Los cristales se han utilizado desde la antigüedad para curar problemas físicos y emocionales. Cuando un chakra está comprometido por disfunciones o traumas no resueltos, tiende a funcionar mal y los órganos conectados a él, con el tiempo, pueden enfermarse. Los cristales restauran una frecuencia equilibrada a los chakras para que puedan volver a trabajar en armonía.